La personalidad del nuevo santo es descollante: huérfano, artista, deportista, poeta, escritor. Su porte, su voz, nada tenían que envidiar a ningún actor. Como eclesiástico, y más prec
isamente como Papa, hizo obras importantes: el catecismo, el nuevo código, numerosos viajes, jornadas mundiales, años santos, detalles como los nuevos ministerios del rosario, mediación entre Argentina y Chile para evitar una guerra, un rol protagónico en la caída del muro, hacen que su extenso pontificado merezca el calificativo de magno.
Sus numerosas, numerosísimas canonizaciones y beatificaciones fueron los "contraviajes", pues así como él iba en sus viajes a visitar el mundo, en estas impresionantes ceremonias, como la del Padre Pío, el mundo iba a Roma. Su figura está ligada también a la Virgen de Fátima sobre todo por el atentado que sufrió. Otro legado a destacar es la devoción a Jesús Misericordioso. Su acción pastoral se caracterizó por el incentivo de los movimientos laicales, toda una suerte de Nuevo Pentecostés para estos tiempos cada vez más difíciles. Una gran coincidencia: el año de su muerte se fueron también Sor Lucía, Giusanni y Chiara Lubich, que murió después. Dicho sea de paso la desaparición de madre Teresa marca la ausencia de grandes personajes eclesiales compensadas, hoy por hoy, por el fenómeno Francisco.
Es cierto que alguien podría haber hecho todo lo que hemos consignado en Juan Pablo II sin ser santo, aunque por cierto no fácilmente ¿Cómo advertimos detrás de toda esta enormidad de actos la santidad del Papa polaco? Ayuda mucho el analizar su reacción inmediata apenas recuperó la conciencia tras el atentado ¿Qué es lo primero que preguntó? Muy sencillamente le dijo a su secretario privado hoy cardenal de Cracovia ¿ya he rezado el Breviario? (son los rezos obligatorios, los salmos para cada jornada sacerdotal). El primado de Dios en su vida queda así lo suficientemente expuesto. Las personas más próximas lo recuerdan por su capacidad de profunda y ferviente oración en las variadas y difíciles circunstancias con una increíble capacidad de conexión en los más disimiles escenarios.
El cardenal Dziwisz, que fue su secretario, afirmó en el Sínodo sobre la Evangelización que el gran legado de Juan Pablo II es la devoción a Jesús Misericordioso. No en balde su iniciadora dijo: "de Polonia saldrá la chispa que preparará al mundo para la segunda venida", y se trataba del nuevo santo, santa Faustina, y Jesús Misericordioso. La providencia dispuso que muriese, fuese beatificado y ahora canonizado en esta fiesta móvil de la Divina Misericordia.
La opera magna del otro papa Juan Santo fue la convocatoria al concilio y también tuvo una figura y
personalidad carismáticas. De su santidad, se sabe que siempre fue un ordenado y prolijo seminarista aun como cura, cardenal y Papa, escribía día a día su diario espiritual "historia de un alma" donde se pueden descubrir los rasgos de su estrecha unión con Dios. El consejo de "hazte amar" que dio Don Bosco a su sucesor, el ahora Beato Miguel Rua, lo cumplió a la perfección el Papa del concilio, pues fue tan amado que todos lo recuerdan con el mote de "El bueno".
Tener los cuatro papas juntos, el actual, el emérito, los dos nuevos santos será una jornada de gloria sin precedentes para la Iglesia y difícilmente podrá tener imitación. No dejemos de regocijarnos desde lo más profundo de nuestro ser y pidamos que sea una verdadera oportunidad de gracia para todos nosotros, la Iglesia y el mundo entero.